[one-shot] "Cotton Candy" -InooDai-

lunes, 7 de mayo de 2012
♫: nada realemente -w-
♥: asdasdsdsad nada -w-
Think: Nino♥

Vine a poner lo que he escrito y no anda ni el otro blog~ -w-

asdasdasdas, no tengo mucho que decir XD

Título: "Cotton Candy"
Autor: Yops -sarahi XD-
Parejas:InooDai♥ *En contra de mi orgullo* y Takaki x Oc -YuyaRi XD-♥ 
Dedicado: pues Pao me lo pidio~  asi que para ella y para quienes gusten del InooDai
Género:Fluff, random 8D!
Extensión: One-Shot *2631 palabras*
Summary: me siento impacitada para hacer un resumen, son Inoo y Daiki y ya!
Advertencias: OOC! XDDD me quedaron randoms -w-! como siempre -w-
Notas: ninguna XD

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Siempre lo miraba de reojo, siempre en el mismo lugar: detrás de una pared imaginaria que apartaba al chico de cabellos negros de los demás; El como de costumbre: sentado leyendo algún libro sacado de la biblioteca de su ciudad. A veces pensaba que aquella inexistente barrera era demasiado gruesa, Daiki, como cada tarde, trataba de llamar la atención del pelinegro, a simple vista, la lectura de Kei era más entretenida que el resto del exterior, hizo un adorable puchero; Kei dio vuelta a la página.
La tarde era preciosa en ese parque y en el resto de la ciudad, las nubes parecían pequeños borregos brincando en el intenso cielo azul, el viento parecía cantar una impecable melodía primaveral, el aroma del lugar era bastante singular, un perfume que armonizaba la vista con el olfato; Daiki se estiro un poco, esperando de que aquella reacción incrementará la agradable sensación que obtenía al estar ahí, sentado en una banca del parque, ¿Porqué Kei no podía disfrutarlo como él?, ¡Todo el mundo lo hacía!, hasta los bebés que en sus carriolas iban, gozaban de tan bello clima, ¿Porqué no podían jugar con él? como cuando eran pequeños, bueno, no como cuando erasen más jóvenes, seguro lucirían como idiotas al estar trepados en el pasamanos o al subir a la resbaladilla, Daiki se imagino a los dos jugando de dicha forma: sí, se veían estúpidos, las señoras apartando a sus hijos de donde ellos estuvieran; echo otro vistazo a su novio, cruzó los brazos, a lo mejor estaba siendo muy tímido al momento de querer captar su atención, con sus simples "Kei" no obtenía reacción alguna, debía hallar la forma en que Inoo admirara el día junto a él.
Extendió sus brazos a lo largo del respaldo de la banca, dio una inspección rápida al lugar, un carrito con distintivos de colores que vendía palomitas de maíz, se acercaba a él, aquel cochecito daba la rutina diaria, anunciando su producto, pasó frente al castaño, un foco que sólo hizo presencia en la mente del joven, se encendió.
-¡Oye!- Grito Arioka, el señor que guiaba al carrito se detuvo, Daiki levantó un dedo, indicando que le diera una bolsita llena de palomitas, sacó un poco de cambio y pago; el señor siguió con su trayecto. Unos niños jugaban por ahí, uno de ellos traía una resortera,  fue con cuidado hasta ese grupo de infantes.
-¿Me prestarías tú resortera?- señaló dicho juguete.
-¿Qué me das a cambio?- el niño escondió detrás suyo la resortera y algo más astuto quería negociar por él.
-¡Te doy la mitad!- mostró la bolsita blanca con líneas rojiazules y sonrió.
-¡Pero me la devuelven!- un tanto amenazador espeto el chiquillo, entregando su pertenencia; Daiki tomó el objeto y en una mano vacío unas cuantas palomas, sólo lo que su mano logró tomar.
-En un momento te la devuelvo.- asintió el castaño y el niño volvió a con sus amigos.
¡Seguro con eso Inoo capturaría su atención!, su plan: arrogarle la botana hasta que el hiciese caso. Volvió hasta el lugar donde hace unos momentos se encontraba sentado; dejó las palomitas a un lado, se acomodaba para atacar, cogería una palomita para cargar la resortera, tanteo un poco y giro su cabeza, pestaño un poco, ¡una ardilla se estaba comiendo su munición!
-¡Vete ardilla!- peleaba con el animal de pelaje color chocolate, quién hacia caso omiso a la orden del humano; Kei escuchó  a su pareja discutir, apartó su vista del libro y carcajeo un poco, Daiki era torpe y lindo a la vez, su novio era bonito, lo dejó seguir jugando con ese ser del parque.
Una paloma se acercó a Daiki y a esa ardilla, el castaño esperaba que con el arribo del emplumado, el peludo huyera, pero no, unieron fuerzas y al final, terminaron por comerse todo dejándolo sin balas blancas que usar, era irónico que una paloma se tragara a otra.
-¡Caníbal!- grito al ave quién emprendió vuelo, y como sí la ardilla hubiese presentido el enojó de Arioka, salió corriendo. -¡Ratero!- añadió.
Con una cara obvia de burla, el niño se acercó y le pidió su resortera.
-Gracias- Daiki debidamente agradeció.
-Ya habrá otro chance- el pequeño respondió, el sólo suponía que Daiki quería molestar al chico que leía, pero no era así, el niño antes de irse dejó la bolsa de palomitas, Arioka la sujeto, comer unas haría que su coraje se marchara, metió la mano, su expresión de molestia cambio por una más simple, ¡Ya no había!, el niño carcajeo y salió corriendo; hizo bola ese trozo de papel y lo lanzó al piso, la gente que andaba por ahí, lo miraron dándole a entender que recogiera su basura, hizo caso a la silenciosa petición y la guardó dentro de su chaqueta.
¡Era un buen plan!, sólo que esos animales lo echaron a perder. El titilar de una campana se hacía notar en el parque, el señor que vendía helados y paletas congeladas caminaba mientras anunciaba su mercancía, ¿Tendría de esas paletas dobles?, podría comprar una y compartirla con Kei y degustarla juntos, no se negaría porque eran sus favoritas; volvió a ponerse de pie y fue hasta al cochecito rojo y preguntó por ella.
-¡Qué suerte!- exclamo contento, justo alcanzó la última, pago por el producto, antes de otra persona se lo llevase.
-¿Me da una de esas?, por favor- pidió una pequeña de apenas unos 5 años, señalando la paleta de Daiki.
-Lo siento pequeña dama, está es la última y ya la vendí- respondió el heladero.
-¡Ah! gracias...- con una carita triste dio media vuelta y regresó por donde vino; Daiki no pudo evitar sentir un sentimiento de culpa y fue tras de ella, tocó su hombro, hincándose para estar a su altura.
-¿La compartimos?- mostró el hielo de sabor naranja.
-¿En serio?- la niña de vestido y moño carmesí dio unos brinquitos de felicidad; Daiki afirmó con la cabeza, tomó los dos delgados palos de madera, aplicó un poco de fuerza y las separó, extendió una mano con una de ellas, la pequeña la sujeto; Daiki sacudió su pantalón y volvió a la banca para estar cerca de Kei, la pequeña lo siguió, con algo de dificultad logró subir a la banca y sentarse junto a él, ambos comían la delicia congelada, dio la última lambida y la niña se colocó de pie encima de la banca y le dio un beso en la mejilla izquierda del castaño, "gracias" con un gesto tierno y sincero agradeció, de un saltó bajo y volvió a los columpios. Arioka llevó su mano hasta su pómulo, e hizo una leve reverencia y vio a la niña ir hacia los juegos, fue un gesto que le sorprendió pero a la vez le hizo sonreír.
Inoo detrás de aquella banca, vio tan peculiar escena, ¡esa niña se atrevió a besar a su novio!, pero lo hizo con inocencia, sin malicia alguna, seguro su amante sería un buen padre, con aquella acción lo pudo deducir.
-Oye, ¿también me das de tú paleta?- Daiki salió de su estado embelesado, para ver quién le hablaba.
-¡Tu!- era el niño de la resortera, le hacia una mueca burlona, para molestara Daiki, el castaño se levantó bruscamente para reprender al niño, que de nueva cuenta escapó, Daiki sólo atino a botarle el palito de madera.
La segunda oportunidad que tuvo fue ligeramente frustrada, aunque tuvo una linda recompensa, alzó su vista al cielo y vio pasar un globo azul rey en el infinito, seguramente a un pequeño humano se le escapó, un lindo recuerdo brillo en su mente, era la memoria del día en que conoció al pelinegro, fue durante su tierna infancia, Daiki, quizás tenía la edad de la pequeña de moño colorado, Inoo un año más, la madre de Daiki le obsequio un globo amarillo, tan resplandeciente como el mismo sol, no lo soltaba, su mano estaba aferrado al hilo, corría con otros amigos que tenía, por torpeza cayó al pasto, logró rasparse la barbilla y parte de la rodilla, pero su globo ya adornaba el cielo azul, sin querer soltó aquel trozo de caucho, quiso llorar, pero un pequeño de cabellos negros le cedió el suyo, ese niño era Inoo. Una sonrisa salió de él y le dedicó una tierna mirada a Kei, el ligero viento que hacía, jugaban con sus ondulados cabellos, el pelinegro carcajeo un poco, leía una escena divertida, con esto Daiki no evitó ser feliz por unos breves segundos, pues alguien tiro de su chamarra café, llamando así su atención, era la pequeña de nuevo, Daiki ladeo su cabeza, la niña extendió su pie:
-¿Me ayudas?- su zapato se desabrocho y era de agujetas, y no sabía cómo amarrarlo de nuevo, Daiki  abrió y cerró los ojos consecutivamente, hasta el mismo sorprendía con la facilidad que tenía con los pequeños.
-¡Claro!- se arrodillo con una sonrisa y ayudó a la pequeña. -¡Servida señorita!- la pequeña un poco sonrojada hizo una venia de agradecimiento y se fue, Daiki se colocó de pie.
Quería comprar un globo y dárselo a Kei, esperando que entendiera la indirecta y se diera cuenta de que ese parque era importante para el...y para Kei también debía serlo, pero ninguna señal de que el globero apareciese, dio un suspiro largo y una ventisca corrió por el parque, alborotando a los árboles, despeinando a quién estuviera a su pasó, trayendo consigo todo lo que pudiera arrebatar, cerró los ojos, no quería que le entrará polvo a sus ojos, algo golpeó su rostro, abrió rápidamente sus parpados, ¡UN GLOBO!, lo sujeto por el hilo antes de quisiera escapar, la ventisca cesó, miro por todas partes, buscando sí alguien le pertenecía  ese globo rojo, al parecer no tenía dueño, todos estaban enfocados en acomodarse el cabello o limpiarse el polvo, Inoo no quedó exento; quizás Cupido apoyaba su causa y le mandó lo que quería, quizás no era así, pero eso no quitaba la sensación de fortuna, apretó con fuerza el trozo de delgada cuerda del cual dependía el globo, caminaba pasó a pasó, viendo como Inoo se acomodaba su oscura cabellera, estaba a unos cinco pasos de estar frente a frente a Kei, un grito se oyó, alguien se había asustado por el tronar de algo, Daiki en un movimiento dramático levantó su vista, ¡su globo se reventó!, después de todo Cupido, no estaba de su lado, las risas exageradas de unos niños le hizo voltear hacia su izquierda, era el mismo niño de la resortera, quién tenía entre sus dedos dicho juguete, tardó un poco en reaccionar, 5, 4, 3, 2, 1, ¡ESE MOCOSO FUE EL CULPABLE!, ¿¡Como puedo ser tan osado!?
-¡Me las pagaras!- señalo al menor y con un color coraje y enojó en toda su cara, salió disparado como cual bala en el viento.
-¡Aaaaah!- gritó por su vida y emprendió carrera.
Kei dio un pequeño saltó al oír el reventar de algo y el gritar de alguna persona, se levantó tan rápido como pudo, quería ver sí su novio se encontraba bien, pues tenía una cara algo conmocionada, justo cuando el se aproximaba, Daiki salió corriendo detrás de ese pequeño, su novio estaba más que bien, observó como atrapo al menor y le dio un ligero golpe en la nuca, el niño no se quedó atrás y se defendió, tirándole una patada en la espinilla, Daiki lo soltó para sobarse, pero no dejaría las cosas así, pellizco con fuerza las mejillas de aquel infante, esa discusión iba para largo, ¡Daiki tenía tanta energía!, ¡se sentía orgulloso de él, Inoo no se molestaría en separarlos, se estaban divirtiendo, alzó su libro, le quitó el pasto y retomo su lectura.
Después de un largo rato, el niño y Daiki dejaron su diferencia por la paz, se acostaron sobre el pasto, estaban cansados de tanto correr.
-¿Mañana jugamos de nuevo?- El pequeño preguntó con una enorme sonrisa.
¿Jugar?, lo que para Daiki era una reprimenda y venganza, ¡para el enano ese era un juego!, se reincorporo, suspiro pesado y sólo asintió, total no le quitaba nada ir de nuevo, de todas formas iría, el niño se levantó, pues a pesar de que el sol seguía iluminando, ya era tarde y en nada de tiempo el astro guardaría su luz para el día siguiente, dio unas palmaditas sobre el hombro de Daiki y se fue, junto con la niña con quién compartió su golosina helada, seguro eran hermanos, supuso Daiki. Miro su reloj de pulso, ¡sí que el tiempo pasa en un santiamén!, toda su tarde transcurrió tratando ser el centro de Kei... y persiguiendo a ese niño.
-¿Me quieres?- una voz se escuchó.
-¿Eh?- no era para Arioka, era para alguien más, el cuestionado respondió con mucho esfuerzo.
-¿¡Qué sí me quieres!?- era una chica,  hizo un berrinche al decir su cuestión, el otro no hizo mucho caso, estaba más enfocado en el juego de su celular, la chica indignada, arrebató el aparato gris de las manos de su acompañante.
-¡TAKAKI YUYA! ¿¡QUE SI ME QUIERES!?- miro fijamente a los ojos del mencionado, el chico parpadeo por la seriedad del momento.
-Si, Hiba-chan- contestó con la esperanza de que esa fuera la respuesta correcta.
-¿CUANTO?- unió su entrecejo, para acentuar su molestia.
-¡Mucho~! ¡De aquí al infinito, de ida y vuelta y a pasos de viejito~!- con un tono cariñoso y divertido se lo hizo saber.
-¡Kyah~! ¡Y yo a ti~!- dejó salir un gritito y una sonrisa y le demostró todo su amor en una abrazo asfixiante.
Daiki vio toda escena, quizás el debía hacer lo mismo, se sonrojo con el simple hecho de pensarlo, sólo que en su caso, en vez de quitar de su camino el celular, sería un libro, vio que esa pareja se marchaba, los dos cogidos de la mano y ella muy feliz, el chico también, pero lo ocultaba un poco, ¡el también quería ir tomado de la mano con Kei!, poso ambas manos sobre sus rodillas y de un sólo movimiento se puso de pie, era ahora o nunca, volteó hacia al árbol y su novio ¡¡ya no estaba!!, ese... ese... ¡ese gañan desvergonzado se atrevió a irse sin decírselo!, esta fue la gota que derramó el vaso, una cosa era que se aplastara a leer su tonto libro y no hacerle caso y otra muy, pero muy diferente que siquiera se acordará de que ambos habían ido JUNTOS a ese parque, empuño sus manos, quería llorar, pero no, no lo haría, ¡ya lo escucharía!, de está Inoo Kei no se librará tan sencillamente, tendría que hacer mucho para recompensarlo de tal humillación, un tanto frustrado volvió a la banca, se quedaría ahí hasta que anocheciera, pateo a la banca y se sentó, "Estúpido Kei y su estúpido libro" refunfuño para sí, con la manga de su chaqueta se froto los ojos, una lágrima se asomo.
Un ligero aroma a dulce llegó hasta su olfato, haciéndole levantar la vista, vio un algodón de azúcar frente su cara, y lo tomó.
-¿Te divertiste?- Sonrió para Daiki
-Si...- giro su cabeza para hacia otro lado, inflo sus mejillas.
-¡Qué bien~!- Tomó asiento a lado del castaño y sujeto su mano. -¿Nos vamos a casa?- tomó su barbilla haciéndolo que posara su vista sobre él, pico sus mejillas, borrando aquel gesto.
-Si...- se sonrojo. "Estúpido Kei" volvió a decir para sus adentros, nunca lo dejó pero aún así, le hizo pasar un mal momento, pero con un sólo detalle podía cambiar su humor.
Ambos caminaron rumbo a casa, ambos con las manos entrelazadas, quizás más adelante le robaría un beso, planeó Daiki, bueno quizás no, Inoo se le adelanto y sin importarle quién estuviese, le arrebato uno, Daiki estaba feliz, las estrellas ya se veían en lo alto...
-Fin-

2 comentarios:

Unknown dijo...

A PikaDaichuu le encantó ~♥
Aksjgdokdfgsdfjlakdfsfgh y Yo amar Inoodai *u*
otrooo otroo♥ -Se va a Stalkear-

Satommy dijo...

Es un fic realmente bonito♥
Me reí bastante XD al imaginar a Daiki peleando con el chiquillo,
pero fue simplemente tierno y perfecto♥
Realmente lo adoré! Sigue así♥
Escribes realmente genial~

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